Este elemento de la naturaleza ha estado por milenios beneficiando a la humanidad con sus propiedades naturales, pero al mismo tiempo con su esencia inspiradora y su gran energía que aviva el espíritu.
Se usa con fines terapéuticos y rituales que refuerzan nuestro vínculo con la tierra, despertando nuestra memoria ancestral y espíritu. Además, trae beneficios físicos que refuerzan nuestro organismo.